Restaurante gran muralla cieza

Este restaurante hace unos años era de lo mejorcito.
Ahora la historia cambia bastante.
El arroz duro, la ternera con bambú y setas... Tenía toques de sabor de mucho vinagre y las setas sabían a ceniza. Como si el cocinero estuviera fumando y se me hubiera caído ceniza en el plato.
Inmediatamente dejé de comer.
No le di ni la oportunidad a los tallarines que venían después.
No vuelvo a pedir más.

Han eliminado el servicio de restauración. Ahora es sólo para llevar. Precios muy caros en todos sus platos. Compensa más comer a menú en cualquier restaurante desde 12€ que te incluye bebida y postre. Adiós a la comida chiná en Cieza.

Para quien disfrute de este tipo de comida es un buen restaurante, con servicio a domicilio o para recoger. Sólo echo de menos q se pueda cenar o comer en el salon ya q lo cerraron por la pandemia y no lo han vuelto a abrir

Pedí menú para 2.
1 ensalada llena de agua, en exceso.
Arroz 3 delicias le faltaba cocción y estaba duro.
El pollo con almendras poco echo.
Ternera con bambú poco echa y falta de sabor.
Los 2 rollos de primavera estaban buenos, a pesar de estar fritos de más.
Nada mas pudo haber salido mal en esta cena que me lleve, espero que a la próxima, los productos sean probados antes de meterlos en los taper, por que vaya desastre, de verdad.
A favor, es que si te dicen que la cena está en 15 minutos, que sepas que a los 15 minutos la cena está esperándote.

Comida muy buena, servicio perfecto, muy rápidos y buen precio. Lo mejor el trato de los empleados

La comida pésima, incomible, pedimos a domicilio y tuvimos que tirarlo. Una pena que haya degradado tanto este local hace unos años merecía muchísimo la pena

Mucha rapidez en el pedido, el pato espectacular y servicio excelente. El repartidor gordito una bala

Pedimos a domicilio. Llega después de una hora. Rollitos fríos y chorreando aceite. Pan chino frío, arroz frío y con apenas 5 guisantes y dos trozos de york. Ensalada con lechuga de varios días con color tirando a negra, recipiente roto y sin salsa. Una verdadera vergüenza me daría ser el dueño. Ni regalándomelo, vuelvo.