Albergue municipal San Martín

Está limpio y organizado, pero las literas me recordaron a las de las camaretas del ejército. Incluso diría que las del ejército están mejor.

Precio simbólico. El que se encarga del albergue insiste en que cierra a las 22, pero habla en voz alta con sus amigos italianos en la habitación contigua.

La cocina está inhabilitada por alguna razón, por lo que dependes del super de al lado o del bar.

No soy muy exquisito así que contento en general.

Albergue humilde, con dos habitaciones amplias con múltiples literas, colchones cómodos, con sábanas limpias. Baños muy limpios, con un patio amplio, donde lavar la ropa y tender y donde comer en sus numerosas mesas. Ambiente agradable

Penoso, huir. Llamé a las 12h y me dijeron que bien. Llego a las 13h y me dice un señor antipático del albergue que no hay... ¿Alguien lo puede entender?
Le digo que he llamado antes y me contesta que "la mujer que coge el teléfono está en su casa y no se entera" y tan anchos.
Aparte, lo poco que vi daba la impresión de viejo y sucio. El resto de críticas lo confirman

De Vergüenza. La habitación estaba bien, pero el hospitalero un borde. No hay cena comunitaria porque la tienda está cerrada (no tendrá nada comprado claro) y la cocina cerrada para los peregrinos, cuando ponía que había

Mateo nos ofreció una habitación para los 6 peregrinos. Íbamos con 2 niños y estuvimos muy bien. Las duchas, la habitación y las camas muy limpias.

Solamente he comido un plato combinado, espectacular para recuperar fuerzas. Económico y bueno.

Una grata sorpresa, no estuve hospedada en el, pero el trato que tuvimos fue genial, mis compañeras de camino estaban muy contentas!

Normalmente es un lugar muy bueno pero lo que me pasó es que por la noche apagaron la estufa, así que hizo mucho frío hasta la mañana. Por otro lado, la hospitalera es muy amable y muy buena.