Anca popeye

Establecimiento pequeño, familiar, pero muy bien gestionado. Carta muy variada, algo que sorprende, platos fuera de carta, como cocido, judías blancas, garbanzos, mollejas; con postres caseros muy compensados en calidad precio.
Puedes ver el salón de la casa a través de la barra, claro indicio de que es un sitio de toda la vida.
Tienen comida para llevar.-

La verdad es que fue una gratísima sorpresa. Uno de esos pequeños lugares con encanto que no se espera encontrar. Lo que a primera vista puede parecer el típico bar de pueblo, esconde alguna pequeña joya gastronómica. El claro ejemplo de cómo puede brillar un sitio cuando quienes están en él, les gusta su profesión. Ojo a los postes!

Sitio agradable, en la terraza se esta muy bien, comida casera estupenda, las camareras muy simpáticas, aconsejable 100%.
No os podeis perder las croquetas caseras, gambas al ajillo, unos chipirones a la plancha de escandalo y los guisos, ummmm. Para repetir muchas veces.

Fuimos a comer aquí por recomendación y mi primera impresión al llegar fue de sorpresa ya que el sitio es muy pequeño solo caben 4 o 5 mesas, muy rústico todo, se puede apreciar al fondo de la barra que está la vivienda de los dueños...el dueño no sabe que es y no usa la mascarilla y es algo antipático con algunos clientes.

Malas caras y comentarios fuera de lugar delante del cliente que va dejarle dinero en su negocio, malas formas.

La comida no está mal, con un par de tapas comes de sobra, es lo único que se salva del sitio.

Vinimos por recomendación de un lugareño y lo que nos recomendó coincidía con lo que nos encontramos.
El bar es el típico bar de antaño pero con una gran diferencia: la limpieza del local y la calidad de las tapas.

Anoche cenamos en la terraza, esperamos mucho para coger mesa pero mereció la pena. Las tapas muy muy generosas y la comida muy buena, de calidad.las camareras super agradables , cosa que se agradece ya que hacen que la visita haya sido un placer. Repetiremos la próxima visita al pueblo. Lo recomiendo!

La amabilidad de este señor es impresionante, no coincido con los comentarios negativos hacia este ser de luz. Su trato va de la mano con la calidad de sus platos, el culmen del concepto calidad-precio, una oda a la hostelería. El sueño de todo cliente sediento y hambriento. Con un billete de 1000 pesetas das de comer a una familia entera. Una visita obligada. Paco debería ser Presidente del Gobierno.

Que voy a decir. Llevo entrando en éste local más de treinta años. Son mis amig@s. Toni y Paco para enmarcar. Comida abundante y calidad/precio magnífico.