Hotel Xalet del Golf

Experiencia muy lejos de las 4****
Hemos pasado 3 días en el hotel buscando la tranquilidad que leímos que ofrecía pero había muchas familias con bebés y niños de corta edad. Habitación muy pequeña, bajo el nivel del suelo y con una pequeña ventana (escasa luz). Desayuno bueno pero los 3 días ha habido muchísimas moscas en el comedor (también sobre la comida) y el servicio muy lento (15 min esperando 2 huevos y aguacate). Además el suelo está en muy malas condiciones dando imagen de dejadez. El servicio de cafetería/bar en el exterior también muy lento. El precio del hotel está muy por encima de lo que ofrece. Sí recomiendo la cocina del restaurante: cenamos una noche y todo buenísimo (tarta de pera espectacular).

Mi surrealista experiencia:
Alojado en la junior suite 5 yo, mi mujer y mis hijos de 3 años pasamos la peor noche que recordamos.
A las 21:39 cuando llegamos de la paupérrima cena, los radiadores estaban apagados.
A las 23:00 acudí a recepción para comprobar que el climatizador estaba en la posición correcta y en la máxima potencia.
Pasaron las horas y el frío creció. Tuve que vestirme de skiar y a mis hijos ponerles doble calcetín y el anorak.
A las 4:00 volví a recepción pidiendo un calefactor. No habían mantas en la habitación!!! En un hotel de del Pirineo!! En DICIEMBRE!!! Increíble…
El conserje de noche, a las 4:00, me ofreció un ventilador pero lo rechacé porque eso no calentaba.
Tras una breve búsqueda me trajo un calefactor que funcionaba pero hacía más ruido que un tanque soviético.
Pude dormirme a las 6:00.
Es inadmisible que nos hayan hecho sufrir así.
Es inadmisible que no asuman su responsabilidad.
Es inadmisible que la propiedad mo se haya puesto en contacto conmigo.
Es inadmisible que no me hayan devuelto el dinero.

Es por eso que NO RECOMIENDO este establecimiento a NADIE.

Estuvimos para una comida familiar entre amigos y fue una experiencia buenísima. Desde la calidad del restaurante, platos con materias primas de primera calidad, buena carta de vinos, servicio atento, amable, implicado y empático y un lugar absolutamente privilegiado. Íbamos con un perrito pequeño y, antes de tener que pedirlo, ya nos habían traído un bol con agua para la pequeña. Estábamos tan a gusto que nos cambiamos de terraza para la sobremesa y pedimos unas copas hasta que nos dieron las 20 de la tarde. Se iba sumando gente del club que aportaban un vientre distendido y con mucha vida.
Especial mención a Jessica, que fue nuestra camarera principal, que brilló por su simpatía, profesionalidad y buen hacer. Nos hizo la estancia aún más agradable.
Solomo iremos recomendarlo y repetiremos en cuánto podamos.

Se han vuelto antimascotas y no permiten la estancia a ninguna de ellas. Una lástima el retroceso en este hotel. A nosotros ya nos han perdido como clientes.

Experiencia en el bar restaurante. A las 10 de la mañana, nadie a la vista para atender. Una persona del servicio de limpieza, llama a la camarera, que atiende con desgana. Se piden dos bocadillos fríos y dos plátanos para llevar. Tarda 15' en traerlo. Precio 8€ cada uno + 2 € por cada plátano. Resumen, servicio antipático, lento y caro.

Tuvimos goteras, nos reubicaron en una habitación por debajo del pie de calle que apenas tenía luz. Por si fuera poco, estábamos a 7 grados con previsión de bajar a 5 grados de madrugada y no había calefacción, según dijeron, en todo el hotel. Pedimos mantas y nos trajeron colchas finas de verano.
La habitación además era pequeña y no contaba ni con un simple banco para poder dejar la maleta.
La ubicación es excelente pero dista mucho de ser un hotel de 4 estrellas y no compensa.

Muy buen hotel, ubicado en un campo de golf. Habitación espectacular, camas gigantes, comodísimas. Buen servicio, tanto en habitaciones, como en el restaurante, que por cierto, tiene una muy buena cocina

Informales. Realizamos una reserva por teléfono y al ir al hotel nos dicen que por no haber facilitado la tarjeta de crédito no formalizaron la reserva. Si nos lo hubieran informado lo habríamos hecho, por supuesto. Nos hacen sentir culpables, cuando la responsabilidad de comunicar las exigencias son de su parte. Muy mala experiencia y muy displicentes en el trato por no decir mal educados. Además las instalaciones se ven muy anticuadas.