Bodega el Mirador.

Todo bueno, buenísimo!!
La atención por parte de la pareja que regenta el negocio de 10.
Salón con chimenea que acompaña mucho ahora en invierno... También tiene un patio para los que quieran aprovechar el solecito del mediodía!!
Si vas en coche es mejor aparcar en el llano o explanada que hay abajo!! Andando hay un minuto.

Rinconcito encantador, el camarero muy amable. Platos generosos y precios muy razonables.

De las mejores calderetas que hemos probado en mucho tiempo y unas patatas bravas para cantarles.

Le damos un 10

Pedimos las croquetas de rabo de toro, que estaban para "ponerles un piso", el solomillo con salsa Roquefort-Pedro Ximénez y el pollo frito que estaba buenísimo. Las raciones medias, parecen enteras de lo grandes que son. El camarero super simpático y muy amable. Si vamos por allí, repetiremos seguro. Gracias!

No hemos podido dejar propina porque no teníamos efectivo pero dejo esta reseña en compensación. Espero sea suficiente. Nos ha encantado, llevaba tiempo queriendo ir. Hemos comido muy muy bien. Comida hecha con cariño y servicio inmejorable. El sitio muy auténtico. Volveremos sin duda . Por cierto, las croquetas y el cocido espectacular por no decir las patatas fritas hechas con cariño, eso se nota.

Maravilloso. Fui un día de lluvia durante el pasado invierno, me pedí el cocido... y bueno, entré en éxtasis. También probamos las croquetas de rabo de toro, muy ricas... pero me quedo con el cocido 😊 El único "pero", que no se podía pagar con tarjeta. Por lo demás, de diez.

Genial lugar, comida muy muy buena, casera y de calidad con un gran sabor. Además los chicos que eran los dueños, muy majos, se portaron muy bien con nosotros e incluso nos dieron un par de recomendaciones en Moguer que han sido extraordinarias también.

No duden en parar aquí.

Muchas gracias!!!!

Debo decir que comimos aceptable, igual que en otros muchos sitios, nada que destacar en particular. Pero si debo recalcar que después de gastarnos más de 200€ el grupo que fuimos, preguntamos si ofrecían algún chupito como en otros tantos restaurantes de la zona donde solemos ir, nos dijeron que no sabían si tenían y dejaron un solo chupito en la barra. No se atrevieron a acercar a la mesa. !Que detalle más feo!
Pensábamos volver, pero nos han decepcionado, este detalle es cerrarle las puertas a 15 personas.

Un lugar recóndito en Santiponce con mucha solera, platos clásicos exquisitos y bien presentados, gran atención y una cocina de toda la vida de las que gustan a todos.
Un sitio peculiar de los que dejan huella.