Albergue Casa de Abreu

Respecto al alojamiento es una casa antigua. Las camas y sábanas limpias, aunque una de las literas era muy antigua y el que dormía arriba se movía muchísimo. Nosotros cogimos el albergue entero porque no había más alojamientos que admitieran perros y era la única opción que teníamos, así que se nos permitió alquilarlo entero. Nos descuadraron varias actuaciones de la propietaria que no considerábamos "normales" aunque fue en todo momento muy hospitalaria y amable. La ubicación para el camino es muy buena porque se encuentra en el paso del camino.

La experiencia no ha sido nada agradable, la casa huele a humedad, la nevera tiene restos de comida de huéspedes anteriores, el cubo de la basura estaba lleno. Nos dijeron que incluía desayuno, al llegar se "había olvidado" de comprar desayuno y la cafetera estaba llena de café del día anterior a nuestra llegada.
Hicimos aquí la reserva porque admitían perros y nos dió un precio cerrado, cuando llegamos nos dijo que cada perra tenía un coste adicional de 8 euros.
Las camas son cómodas y las sábanas están limpias.

Estuve haciendo el camino De Santiago con mi marido y mi perrita. Es complicado encontrar un sitio donde acepten perros y a su vez, los traten como en casa. Sin embargo, Rosa, si lo hace. Ella es una persona muy especial, llena de vitalidad y optimismo, desprende un cariño y una cercanía que te deja huella y sin duda ninguna, la recordaremos siempre con una sonrisa. En cuanto a las instalaciones, es una casa típica gallega, con sus muros de piedra y su suelo de madera. Las habitaciones muy limpias y las camas cómodas. Había un baño completo y un aseo para la planta donde estuvimos (6 camas había allí, una habitación con 2 literas y otra con una litera que fue donde estuvimos nosotros). El desayuno que ofrece está bastante bien y los croissants y el pan muy buenos. Muchas gracias Rosa, de parte de Estefania, Pedro y sobre todo, de nuestra peque, Sia.

Nos alojamos allí mientras hacíamos el camino de Santiago. Íbamos con dos perros. Fue bastante comprensiva con los perros y nos dejó alojarnos con ellos pagando un suplemento de 8 euros por los dos. (en total pagamos 50 euros) La habitación era doble pero estaba conectada con la de al lado a través de una ventana. Nuestra puerta era una cortina.....
Por las toallas cobraba un suplemento de 1€.
No estaba mal, pero no como para pagar 50€.

Llámanos aquí, porque no los recomendaron, aunque nos digeron que la mujer era un poco rara. Cuando llamamos pedimos una reserva de dos camas, la mujer intentó que nos quedáramos con una privada para dos por 45€, pero le dijimos que queríamos algo más económico que no nos importa a comprartir, y no reservó una habitación de tres por 15€ la noche x cama. Un tiempo después nos volvió a llamar para decirnos que había decidido que meternos una a los dos solos, para que estuviéramos más a gusto por el mismo precio, y le dijimos que vale. Para nuestra sorpresa, el aparente altruismo y generosidad de la anfitriona resultó ser una estafa. Resulta que decidio alojarnos en el gabinete donde realiza los masajes, donde tiró dos colchonetas en el suelo, ocupando toda la superficie del suelo de la habitación, igualmente por 15€ por persona, en una tercera planta, con un ventanuco arriba en una esquina que no se abría más de un tercio, con un solo baño para 10/12 personas. Nos sentimos francamente engañados, y no fuimos los únicos.

La mujer una lianta.
Reservamos un grupo de 9 en ABRIL. El día antes nos llama para decirnos que si nos parecía movernos a otro sitio porque había llegado otro grupo que eran más personas py que íbamos a estar mejor, que si era un chollo para nosotras,que si estaba al lado de la playa... cuando le dijimos que preferíamos no hacer cambios resultó que ya había hecho el cambio ella antes de preguntar e intento hacernos chantaje emocional que si nos negabamos que los pobres iban a dormir en la calle...
En fin, que la señora nos mandó a otro sitio en último momento a 4km de donde estábamos originalmente y encima se dedicó a echar la culpa a otros.

Rosa es una persona encantadora, desde el primer momento te trata como si fueras familia. Su casa es muy acogedora,el desayuno magnífico. Hace un mes que estuve allí con una amiga y no puedo olvidar aquella estancia,tengo muchísimas ganas de volver. Gracias Rosa

Desde el primer momento nos sentimos como en casa. El lugar inmejorable y el trato nos hizo sentir en familia. No dudamos en repetir, a ser posible mas pronto que tarde. Mientras tanto echaremos de menos el albergue de Rosa, a ella y a sus desayunos.