Cal Gabriel

Lugar con encanto y trato excelente, con desayuno de productos de la zona y opciones vegetarianas

Esta casa rural es encantadora y el entorno es precioso. Todo esto acompañado por el trato de Toni y Mario, hacen tu estancia cómoda y acogedora. Si estás buscando unos días de relax y desconexión, este es tu lugar. ¡Muchas gracias por cuidarnos tanto! Un abrazo grande a los dos.

No nos gustó nada. El menú de festivo son 18 euros aunque la mayoría de platos tienen suplementos (MUY MAL) No tienen mucha variedad y hay platos que quieren hacer muy sofisticados y acaba saliendo un churro. Más comida real y no tantas tonterías. El servicio por parte del hombre que nos atendió excelente pero a mí parecer demasiado empalagoso. En cada plato que te sirven te cuentan que lleva etc,etc. (No hace falta gracias, lo hemos leído en la carta.) Por lo menos el local es bonito. Ni recomiendo ni vuelvo.

escogimos este restaurante por las reseñas que tenía... bastante alejadas de la realidad... el menú escaso y la mitad del menú (bastante caro) con suplementos de dinero. La ensalada sería recomendable que no sirvieran las hojas de lechuga que no están en condiciones. Y el pollo del segundo plato a parte de cantidad escasa para ser un segundo, estaba bastante seco. El postre Han servido un dedo literal de helado... ni para empezar y 17€ de menú... vamos que sales con hambre. El problema es que te sirvan agua en jarra sin saber de dónde procede ese agua... por obligación sanitaria deberían servir agua embotellada y cerrada, ya que el gusto del agua dejaba mucho que desear. Nada recomendable

Cal Gabriel es un restaurante de montaña. Encontrareis hospitalitad, buen trato, un excelente servicio , rápido y atento y una cocina impecable del Urgell.

En el menú encontraréis platos ecológicos, como la ternera y platos del Urgel como la Pata de cabrito deshuesada que está espectacular. Si tenéis alguna intolerancia, la carta está debidamente señalizada y si necesitáis algo especial, son tan amables que os harán lo que necesitéis. Perfecto para niños. Tiene una muy buena relación calidad - precio y es pequeño en un pueblo muy bonito que merece muy mucho la pena conocerlo. Si os gusta el conejo lo hacen fantástico y la carta de vino está muy bien escogida. Con vino de la zona y ajustado en precio. Si queréis de otras zonas también encontraréis. Vale la pena la escapada.

Aprovechar y visitar e museo de las Trementinaires. Un oficio perdido y un museo que es una delicia. Indispensable si vais por la zona.

Hemos estado como en casa, el personal es muy atento y la habitación tiene todo lo necesario para pasar unos días tranquilos. Lo mejor, el restaurante! Comida de calidad, bastante cantidad y a un precio razonable; el cordero estaba ESPECTACULAR. Totamente recomendable!

Hemos pasado un fin de semana genial. Toni y Mario, unas excelentes personas, la comida buenísima, todo muy limpio y con todos los servicios. El pueblo es precioso y muy tranquilo, cerca de las pistas y con un agua espectacular. Seguro que repetiremos. Gracias por todo.

Un lugar con encanto, donde cuidan cada detalle y encontraras gente maravillosa. Estuvimos un fin de semana y nos sorprendió el trato, la cocina de Toni, las presentaciones de Mario. Un destino perfecto para una escapada de fin de semana en familia o en pareja.